La mayoría de los indicadores fundamentales están mostrando señales a la baja para el petróleo. 1) Los inventarios están aumentando en una base ajustada por factores estacionales. 2) La producción de petróleo continúa aumentando en Brasil, Kazajistán, Libia y los Estados Unidos, compensando en gran medida los recortes de producción realizados por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), la cual está mostrando fallas en su intento de mantener los recortes a la producción. 3) Los vehículos se están volviendo cada vez más eficientes en el consumo de combustible, desalentando la demanda de gasolina por parte de los consumidores.
A pesar de todo eso, el petróleo no está exento de riesgos al alza. En nuestros artículos previos, hemos hablado de la posibilidad de inestabilidad de cuatro importantes productores de petróleo quienes han sido particularmente afectados por la caída de los precios del petróleo y quienes carecen de reservas financieras importantes, concretamente Argelia, Angola, Nigeria y Venezuela. Esas cuatro naciones juntas producen aproximadamente ocho millones de barriles de petróleo por día y líquidos relacionados, cerca de dos tercios de los que produce Arabia Saudita, el mayor exportador de petróleo del mundo. ¿Pero qué pasa con el panorama económico Saudita?
Los sauditas están consumiendo rápidamente sus reservas de divisas (Figura 1) y están registrando un déficit presupuestario del 7.3% del PIB. Y la política nacional y regional de Arabia Saudita ha dado giros dramáticos en los últimos meses. El 21 de junio, el Rey Salman reemplazó al siguiente en línea al trono, el Príncipe Mohammed bin Nayef, con su hijo de 31 años de edad, el Príncipe Mohammed bin Salman. Este cambio se presentó dos semanas después de que Arabia Saudita, E.A.U., Baréin y Egipto rompieran lazos diplomáticos con Qatar en gran parte por iniciativa del Príncipe Mohammed.
Qatar ha sido una espina clavada para Arabia Saudita y Egipto por años. Los dos países acusan a la cadena televisiva Al Jazeera de Qatar de fomentar el descontento y favorecer a la Hermandad Musulmana, un grupo islamista en Egipto. En términos generales, Arabia Saudita ve a Qatar como muy cercano a su rival regional Irán, con quien Arabia Saudita está luchando guerras subsidiarias regionales en Siria y Yemen, de las cuales ninguna está saliendo bien.
El reclamo de Arabia Saudita a Irán refleja preocupaciones internas así como externas. La mayor parte del petróleo de Arabia Saudita está localizado en la parte este del reino, la cual está poblada por una mayoría chiita la cual es menos adinerada que sus primos suníes en el resto del país. Por ese motivo, Arabia Saudita destina recursos sustanciales para prevenir el descontento en su costa del Golfo Pérsico que es rica en petróleo pero menos adinerada.
Libia nos da una pista de qué tan sensibles pueden ser los precios del petróleo inclusive a pequeños cambios en la oferta. Cuando la Primavera Árabe que comenzó a finales del 2010 derrocó al régimen de Gaddafi, la producción petrolera de Libia cayó dos tercios de 1.8 millones de barriles por día a 0.5 millones de barriles, una caída equivalente al 1.5% de la oferta total mundial. Esa relativamente pequeña caída en la producción provocó que los precios del petróleo aumentaran 20% aproximadamente. Por poco probable que pudiera ser un recorte similar a la producción en Arabia Saudita, el hecho de que el país produzca el 12% de la oferta total mundial, da una idea del posible impacto al precio del petróleo si Arabia Saudita toma un camino extraordinariamente diferente para administrar sus recursos petroleros.
El desafío crítico para Arabia Saudita son sus perspectivas financieras en un mundo donde un barril vale $60 o menos, tal vez mucho menos, versus los días vertiginosos de $80 a $110. Mantener el nivel de vida en Arabia Saudita es un factor importante para mantener su estabilidad financiera. Hasta hora, la caída de los precios del crudo ha privado a Arabia Saudita de ingresos equivalentes al 20% de su PIB, no obstante algunos recortes al presupuesto público, el ciudadano saudita promedio ha sido relativamente protegido del impacto por dos razones: la reducción de FX y se ha usado el incremento de deuda para ayudar a la economía. Las reservas FX sauditas han caído de $731 mil millones a finales del 2014 a $490 mil millones para finales de abril del 2017.
La recuperación en los precios del petróleo de $26 por barril en febrero del 2016 a más de $50 para principios del 2017, desaceleró el ritmo al cual Arabia Saudita estaba consumiendo sus reservas de divisas. En febrero del 2016, cuando los precios del petróleo tocaron fondo, las reservas de Arabia Saudita fueron $131 mil millones menores que un año antes. Un año después, con los precios del petróleo alrededor de $50 por barril, las reservas FX sauditas se encuentran por debajo "solamente" $80 mil millones que un año antes (Figura 2). Un factor clave para poner atención en los siguientes meses: ¿provocará el descenso más reciente en los precios del petróleo una disminución más rápida en las reservas FX?
Los $490 mil millones en reservas FX de Arabia Saudita le durarán al país aproximadamente seis años al ritmo actual de utilización de reservas. Sin embargo, dejar caer las reservas hasta cero no es una opción realista. Mucho antes de que ocurra eso, es probable que se presente una de cuatro cosas: más recortes presupuestarios drásticos, una devaluación de moneda, venta de activos estatales o un aumento muy importante en el nivel de deuda. Las primeras dos opciones son desagradables ya que ambas contribuyen a la posibilidad de descontento. De ahí, el esfuerzo para que cotice la compañía petrolera Aramco y la necesidad de aumentar los niveles de deuda. La capacidad de Arabia Saudita de realizar estas dos cosas, jugará un papel clave para determinar cuánto se puede posponer un día de cálculos financieros.
El déficit presupuestario de Arabia Saudita de 7.3% del PIB parece grave pero no lo es. De la misma manera que el reino acumuló grandes reservas de divisas durante los buenos tiempos que ayudaron a sobrellevar la reciente caída de los precios del petróleo, el país pasó la mayor parte de los últimos 15 años pagando parcialmente deuda.
En el año 2000, los sauditas estaban endeudados profundamente. El nivel de la deuda pública saudita fue de cerca del 100% del PIB después de años de gasto deficitario para compensar la caída de los precios del petróleo en 1985 y 1986. Para el 2015, la deuda pública había sido casi liquidada. Sin embargo, el sector privado de Arabia Saudita acumuló deuda durante el mismo periodo, aumentando de 30% a casi 50% del PIB. Ya que los precios del petróleo cayeron de nuevo en 2015, la deuda Saudita del sector público como del privado ha aumentado. La deuda del sector público ha ido del 2% al 13% del PIB, y la deuda del sector privado ha aumentado del 50% al 68% del PIB. Básicamente, el gasto deficitario de los sectores público y privado sauditas ha mantenido estable al PIB a pesar de la caída de los precios del petróleo (Figura 3). En términos generales, la deuda al 81% del PIB es aproximadamente el doble de sus recientes bajos niveles, pero permanece lejos de los niveles del 2000 cuando superó el 120% del PIB y se queda corta en comparación a los niveles de deuda de países como los Estados Unidos, Europa, China, Japón, Corea del Sur y Canadá, donde los niveles de deuda exceden generalmente del 250% del PIB.
Los sauditas pueden continuar aumentando la deuda por muchos años, pero a mayores niveles de deuda tendrán menor impacto positivo en cuanto al fomento o mantenimiento de los niveles de vida. Las consecuencias naturales de la deuda son que cuando los niveles de deuda son bajos, el endeudamiento adicional tiene un gran impacto en el PIB, porque el gasto o inversión de una entidad se convierte en ingreso para alguien más. Sin embargo, mientras los niveles de deuda suben los impactos disminuyen, mientras una mayor parte de deuda recién emitida sirve meramente para financiar la deuda existente. Por este motivo, probablemente los sauditas tienen por lo menos dos o tres buenos años por delante de ellos en términos de capacidad de mayor deuda para estimular el PIB y, dado el bajo nivel de deuda pública, probablemente serán más bien de cinco a diez años. Dicho eso, ellos saben que esto no puede continuar indefinidamente y por consiguiente la presión para vender activos estatales.
El gobierno saudita tiene un activo magnífico: Aramco, casi sin duda la empresa más valiosa del mundo. El abrir Aramco a inversionistas extranjeros podría compensar la disminución de reservas FX y prolongar el periodo durante el cual Arabia Saudita puede evitar el ajuste de cálculos económicos importantes. El problema es que la valuación depende en gran medida del precio del petróleo, la misma materia prima que es el origen de los actuales males financieros del reino. Además, antes de que se presente una oferta pública inicial (OPI), se tendrá que asegurar a los inversionistas que Aramco puede ser separada del estado saudita, el cual ha usado a la compañía petrolera como alcancía nacional desde mediados de los setenta. Las preguntas abundan:
La idea es usar los ingresos de la cotización de Aramco para financiar una amplia diversificación de la economía saudita. Ésta es una tarea difícil. Para diversificar la economía se requiere más que solo infraestructura: se requiere de mano de obra educada y competitiva que pueda producir bienes y servicios de valor para el resto del mundo más allá del petróleo. ¿Puede la población mimada de Arabia Saudita competir en la economía internacional sin los enormes subsidios estatales? Vea la agitación política en el R.U. y los EE.UU. donde la gente de la clase trabajadora ha sido marginada por la competencia internacional y los avances tecnológicos. Por lo menos la mayoría de los trabajadores occidentales nunca tuvieron la expectativa de un alto nivel de vida sin tener que trabajar por ello: puede ser que no sea lo mismo en Arabia Saudita.
El reinado parece pensar que el 5% de Aramco debería valer $2 billones, pero otros valoran a la compañía en aproximadamente el 40-60% de esa cantidad. Si Arabia Saudita recauda $1 billón, eso sería suficiente para compensar 12 años de disminuciones de reserva de divisas al ritmo actual y debería ser suficiente para estabilizar la economía e invertir para el futuro. ¿Pero serán efectivos los esfuerzos para modernizar y reorientar la economía hacia otra dirección del petróleo? Como tal, es tentador ver las ventas de activos estatales como un medio para aferrarse al pasado retrasando las reformas inevitables y dolorosas, en lugar de prepararse para un futuro muy diferente.
En términos generales, Arabia Saudita parece tener un pequeño riesgo inmediato para su estabilidad financiera. Tomar a un país que se ha basado en su riqueza petrolera para administrar su economía y transformarlo en una economía menos dependiente del petróleo, es una tarea difícil. Lo que está claro es que el reino se ha dado cuenta de la urgencia y ha realizado cambios claves diseñados para comenzar la transformación. Lo que no está claro es si la economía puede transformarse de manera estable dado el plazo establecido por los desafíos financieros. Esto hace presión para que la venta de Aramco sea llevada a cabo exitosamente. Una vez que se haya completado la OPI de Aramco, ¿cuál será el futuro de Arabia Saudita como productor petrolero determinante? Aunque no es particularmente probable, Aramco y Arabia Saudita podrían concluir que un menor nivel de producción y mayores precios del petróleo, podrían ser un mejor camino para lograr de 20 a 30 años de estabilidad financiera. Dicho eso, aunque los riesgos de problemas en la oferta en Arabia Saudita son relativamente pequeños, los mismos aumentarán con el tiempo si las reformas económicas no tienen éxito, si los precios del petróleo no repuntan y si la venta de Aramco fracasa en generar los ingresos deseados.
Todos los ejemplos en este informe son interpretaciones hipotéticas de situaciones y se utilizan con fines ilustrativos únicamente. Las opiniones en el presente informe reflejan solamente las de los autores y no necesariamente aquellas de CME Group o sus instituciones afiliadas. Este informe y la información aquí incluida no debe considerarse asesoramiento de inversión ni resultados de experiencias reales de mercado.
Erik Norland es Director Ejecutivo y Economista Principal de CME Group. Él es responsable de generar análisis económico sobre los mercados financieros globales mediante la identificación de tendencias emergentes, la evaluación de factores económicos, la previsión de su impacto sobre CME Group y la estrategia comercial de la compañía, y sobre aquéllos que operan en varios mercados. También es uno de los portavoces de CME Group sobre condiciones económicas, financieras y geopolíticas globales.
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